Algo escrito en 10 minutos para exponer en ET4

Avenida Rivadavia y Joaquín V. González
dos y media de la tarde
olor a hora pico
aroma a tránsito pesado y transpiración,
perfume de canastitas caprese proveniente de la pizzería de la esquina. 
Como ley de atracción me veo imantada a la puerta del lugar y leo en arial negrita tamaño 50: "Se necesita pizzero - se necesita telefonista - se necesita repartidor con bici". 
¿A cuál de todos mis amigues sin laburo puedo compartirles tal búsqueda? ¿Quién se atreverá a ser parte de la mágica experiencia de la explotación con sabor a canastita caprese? ¿Y yo, que también formo parte del programa del desempleo? ¿Será esta una clara señal para que agarre la pala capitalista de una vez por todas? ¿Y postergar el sueño de hacer cine dedicándole todo el tiempo posible? ¿Acaso puedo vivir del cine? ¿Ser parte del 2% de mujeres directoras de fotografía en la Argentina? ¿Será incompatible dejar atrás todo eso por dos pesos pizzeros? Paro.
Cierro los ojos y casi al unísono de las bocinas escucho la voz de mi amiga Carla que me pregunta "¿qué está pasando con el cine nacional?". Ella está en Chile (te extraño car) y su pregunta inocente vuelve todavía más desoladora la situación actual. ¿Cómo le explico? ¿Con cuál de todos los titulares me quedo?
Que #noaldecreto, que #fuerapuenzo
muere el cine independiente
chau cine independiente
que el INCAA haciendo de las suyas como siempre
#nohayplata
no había plata
nunca hay plata
sólo hay canastitas caprese
y el sueño indestructible de hacer cine como sea. 


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